Cuando llegamos a estas prácticas, todo nos imponía.
Era nuestra primera vez en un Centro de Educación Especial y no sabíamos cómo
funcionaba o cómo reaccionar ante determinadas situaciones. Sin embargo, a día
de hoy podemos decir que no solo nos llevamos una experiencia de prácticas más,
sino que nos llevamos la experiencia de haber trabajado con profesionales
brillantes, destacables por su vocación y su dedicación a los niños y a la
enseñanza.
Hemos tenido la suerte de compartir nuestra rutina con
unos niños que, en realidad, no saben que nos enseñan mucho más de lo que
podríamos enseñarles nosotras a ellos. Nos llevamos su amor sin prejuicios, su
inocencia, sus besos y abrazos en todo momento del día, sus sonrisas, su
superación…
Solo podemos dar gracias por la oportunidad que se nos
ha brindado, por las experiencias que hemos compartido, por la apertura y la
cercanía que hemos sentido por parte de la Fundación desde el primer día.
Gracias por hacernos sentir parte de la familia que sois, por confiar en nosotras
y apoyarnos con nuestras ideas, formándonos de la mejor manera posible para ser
grandes maestras en el futuro. Simplemente gracias por estar y por hacernos
sentir verdaderas maestras.
Alba Cortizo y Lourdes Ortuño. Alumnas de la
Universidad Francisco de Vitoria.
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